Uno de estos autores, que ha preferido mantener su anonimato por razones legales, relata cómo intentó poner fin a su colaboración con la plataforma hace meses. Solicitó explícitamente que su libro fuera retirado de todos los canales de venta. Según Bookmundo, el proceso se había completado. Pero días después, el título seguía disponible en Amazon. Y no como oferta de segunda mano, sino como producto nuevo, impreso bajo demanda, exactamente igual que antes.
Cuando cerrar la puerta no basta
"Pensé que era un simple retraso", explica el autor. "Las plataformas a veces tardan en sincronizarse. Pero pasaron semanas, y luego meses. Y ahí seguía el libro, en perfecto estado, disponible para compra inmediata en Amazon".
Ante la situación, volvió a contactar con el equipo de soporte de Bookmundo. La respuesta fue rotunda: “Nosotros ya hemos dado la orden de retirada, si el libro sigue disponible es responsabilidad de Amazon. Nosotros no tenemos control sobre lo que hace Amazon después de recibir la orden.”
Pero algo no cuadraba.
"Conozco los mecanismos de impresión bajo demanda. Amazon no tiene copias almacenadas. Si alguien puede seguir imprimiendo mi libro y vendiéndolo, es porque los archivos siguen disponibles en su sistema. Y esos archivos solo los puede proporcionar la distribuidora, en este caso, Bookmundo", explica el autor. Para confirmar su sospecha, realizó una compra de su propio libro a través de Amazon. El ejemplar llegó en menos de 48 horas. Impecable. Con el nombre de Bookmundo como editorial.
Ni rastro en las estadísticas
Lo más grave vino después: esa venta —y otras realizadas en fechas similares— nunca se reflejaron en el panel de ventas de Bookmundo. Para la plataforma, simplemente no existieron. “Y eso ya no es solo negligencia, es opacidad”, afirma el autor.
"Estos estafadores tienen un morro que se lo pisan", explica el afectado. "Escribí a Carmen Torreblanca, responsable en España de esta panda de ladrones, para decirle que había comprado el libro en Amazon, pero no me han pagado las regalías correspondientes. Tiene la inmensa caradura de responder que al haber quitado de la circulación mi libro, no se procesan bien los royalties. O sea que reconoce ella misma que si dejas de vender tu libro, lo mantienen en circulación y se quedan ellos mismos toda la pasta. Surrealista".
Bookmundo permite a los autores establecer precios, calcular regalías y consultar estadísticas de ventas desde un panel en línea. Sin embargo, no ofrece información en tiempo real ni comprobaciones independientes. “Solo podemos fiarnos de lo que nos dicen ellos. No hay forma de auditar sus datos ni confirmar si todas las ventas se registran. Y eso es un problema enorme para quienes usamos su plataforma para trabajar profesionalmente”, continúa. "A día de hoy siguen sin pagarme todo lo que me deben". Una rápida búsqueda en internet permite encontrar con facilidad más afectados.
En una economía de la autopublicación que se basa en la transparencia, la confianza y la trazabilidad digital, la falta de control sobre dónde, cómo y cuánto se vende un libro rompe completamente la promesa de independencia para los autores.
¿Error técnico o modelo opaco?
La excusa de Bookmundo, según los correos compartidos por el autor, es que “a veces Amazon mantiene títulos activos más allá del periodo previsto” y que “no tienen responsabilidad sobre cómo Amazon gestiona su catálogo”. Pero esta explicación pierde fuerza cuando el libro no solo aparece como disponible, sino que además se imprime bajo demanda en tiempo real, un servicio que Amazon solo activa cuando los archivos digitales aún están en su sistema.
Y esos archivos —el PDF de impresión, la portada, los metadatos— no los sube Amazon por su cuenta. Son proporcionados por la distribuidora. En este caso, Bookmundo.
“Esto indica que Bookmundo no ha retirado efectivamente los archivos de su sistema de impresión global. O bien no ha enviado la orden, o bien no ha hecho el seguimiento necesario para confirmar su cumplimiento”, sostiene el autor. “En cualquier caso, eso me perjudica directamente a mí”.
Un modelo que no permite al autor salir del sistema
Este caso no es único. Una rápida búsqueda en foros de autores revela otros testimonios similares: escritores que han intentado retirar sus libros de Bookmundo pero han descubierto que estos siguen disponibles, especialmente en canales como Amazon o Bol.com. En algunos casos, los títulos han seguido vendiéndose incluso años después de su supuesta retirada.
Lo que se pone de manifiesto es un problema estructural: una vez dentro del ecosistema de distribución internacional que ofrecen estas plataformas, el autor pierde el control efectivo sobre su obra. Cancelar no significa desaparecer. Y lo peor: seguir vendiendo no implica necesariamente seguir cobrando.
“Si un libro se sigue imprimiendo y vendiendo sin que el autor lo sepa, y sin que la plataforma lo registre en su sistema, estamos ante un caso preocupante de descontrol editorial”, comenta Teresa R., abogada especializada en propiedad intelectual. “Aunque no haya mala fe, la responsabilidad sobre la distribución recae en quien gestiona el canal. Si Bookmundo ha firmado acuerdos de distribución, debe también garantizar que puede revocarlos eficazmente cuando el autor lo solicita”.
Un negocio redondo para unos pocos
El modelo de autoedición bajo demanda tiene ventajas claras para los autores: publicación sin coste inicial, impresión sin necesidad de stock, y una presencia inmediata en las principales plataformas online. Pero esa comodidad tiene un precio: el autor pierde el control sobre los canales, los tiempos, y muchas veces sobre los propios beneficios generados por su obra.
“Al final, es el autor quien corre con el riesgo creativo y reputacional, mientras que la plataforma se lleva una parte de cada venta sin asumir apenas responsabilidad. Si encima ni siquiera se puede garantizar que todas las ventas se registran y se pagan, el modelo entero entra en cuestión”, resume el autor afectado.
A día de hoy, su libro sigue figurando en Amazon. Bookmundo insiste en que no puede hacer más. El autor ha iniciado acciones legales, no tanto por el dinero como por el principio: “Mi obra no puede estar a la venta sin mi consentimiento. Y menos aún si no veo un céntimo de lo que se genera con ella”.
El lado invisible del autoeditor
Este caso plantea una pregunta incómoda: ¿cuántos libros se están vendiendo fuera del radar de sus propios creadores? Si las plataformas como Bookmundo no ofrecen trazabilidad total, ¿cómo puede un autor saber realmente cuánto ha vendido? ¿Cuántos ejemplares circulan por el mundo sin que el creador lo sepa?
La digitalización prometía un mercado editorial más justo, más directo, más democrático. Pero si las herramientas que usamos para llegar al lector están construidas sobre opacidad y falta de control, esa promesa se convierte en una ficción más.
Mientras tanto, algunos autores —los que no se conforman— empiezan a hablar. Porque no se trata solo de derechos, sino de dignidad. Y de la certeza de que, al menos, su libro no andará por ahí convertido en un fantasma editorial.
Lista de libros afectados, pues han sido publicados por Bookmundo:
"Breve manual del líder joputa pero poco", de Joaquín García.
"Gabon, un africano entre nosotros", de M. Zubillaga.
"Cómo superar el Trastorno bipolar", de Alberto Caselles Ríos.
"Caballero errante", de Fameis EOT.L.